El otro día, hablando de la taquilla americana y el éxito de Transformers 4, hacía la broma de que el cine de Michael Bay, con lo tonto que resulta la mayoría de las veces, debía tener algún tipo de droga para que siempre piquemos con sus blockbusters. Y esa droga no es la droga caníbal, sino algo tan sencillo como el movimiento. Sin embargo no se trata de movimientos al tuntún, sino de una especie de versión hiperdestilada y de alta graduación de lo que consideramos un plano con movimiento. El siguiente vídeo que se ha currado Tony Zhou, que acuña el término “Bayhem”, lo explica de forma ejemplar:
Como bien resuelve el vídeo, Bay es víctima de su propio estilo, moviendo la cámara incluso en los momentos donde la sencillez es la mejor virtud. Por eso funciona tan bien en historias tan excesivas como Dolor y Dinero y tan mal en historias que requieren otro tono visual y otro tempo como Pearl Harbor. Sin embargo está claro que en esa estética hiperdinámica su nivel de depuración es inigualable, con una ingente cantidad de términos en movimiento constante en un solo plano, con un muy estudiado uso de las ópticas y las perspectivas. Michael Bay es las mallas de leopardo del cine, pero son mallas de las buenas.
Vía /Film